Ruta do Muiñeiro Namorado

Historia en la que se basa el recorrido de esta ruta:

Según cuenta la historia, recogida de la tradición oral por los más ancianos del lugar, casi un siglo atrás, en el molino que había junto a las vías del tren y del que aún hoy se conserva su estructura exterior, trabajaba un joven molinero. Hijo de padres también molineros, nació en el oficio por lo que entendía como nadie los complejos engranajes que hacían mover las muelas del molino, siendo además, uno de los que mejor dominaba el arte del picado de las piedras cuando estas se gastaban al moler el grano.

Gracias al carácter alegre y extrovertido de este joven molinero, a que era uno de los mejores en su trabajo, y gracias también a que su molino estaba al lado de la vía del tren de la línea “Villaodrid- Ribadeo” (muy próximo al apeadero de “O Cairo”), eran muchas las personas de otras localidades que frecuentaban su molino, teniendo además mucho éxito entre las mozas que le llevaban el grano para moler.

Un día, se acercó por el molino una joven muchacha atraída por el bullicio de gente que allí se arremolinaba. Acababa de bajarse del tren que venía de Ribadeo y, pese a que nadie sabía quién era ni de dónde procedía, o quizás por ello, nada más verla el molinero se queda prendado de ella.

La chica, procedente de Neguri – Vizcaya, resultó ser hija de un importante hombre de negocios financieros y uno de los principales inversores de la Sociedad Minera de Villaodrid y, lo que en principio pensaba ser una visita express simplemente para conocer las principales instalaciones de la Sociedad Minera que su padre había financiado, debido a ese encuentro casual con el joven molinero, pronto se convirtió en una estancia de varios días.

Durante los días siguientes, era frecuente ver a los dos jóvenes pasear su amor a lo largo del arroyo de O Cairo, recorrido que esta ruta recrea casi en su estado original tal y cómo lo vivieron nuestros dos protagonistas.

Cuando el padre de la chica se enteró de la verdadera razón por la que su hija había prolongado su estancia en esta zona y comprobó que el chico con el que se veía era un simple molinero, obligó a su hija a regresar a casa de inmediato y le prohibió volver a visitar estas tierras.

La hija, lejos de aceptar abnegadamente la imposición de su padre, aprovechaba las numerosas y largas ausencias de su padre por negocios, para visitar a su amado molinero, tratando eso sí, de que ninguno de los encargados de la Sociedad Minera la reconociera y le diesen el chivatazo a su padre.

Ahora, los paseos a orillas del arroyo eran más furtivos, pasando la mayor parte del tiempo en el interior del molino ó en las inmediaciones de la boca de la Mina de O Cairo, lejos de las miradas indiscretas de los demás molineros y de los “dimes y diretes” de las lavanderas que bajaban todos las tardes lavar la ropa al arroyo.

Pese a todas estas precauciones, no tardó en enterarse el padre de la chica de que su hija le había desobedecido y, encolerizado, para lograr imponer su deseo y evitar que se siguiera viendo con el joven molinero, decide enviar a su hija a estudiar a Buenos Aires (Argentina). El joven molinero, por su parte, no se resigna a perderla por lo que, desde el puerto de Ribadeo, se embarca como polizón en un carguero que se dirige hacia Mar del Plata.

Algunos afirman que, cuando se encontraba a tan solo unas pocas millas de su destino, el joven polizón es descubierto y éste, para evitar ser repatriado, se lanza al agua. La tripulación del carguero vió cómo desaparecía a los pocos minutos entre el oleaje del inmenso Océano Atlántico, no volviendo a saberse nunca nada más de él.

Otros, sin embargo, sostienen que el joven fué capaz de llegar a la orilla y, aunque nunca llegó a reencontrarse con su amada, sí hizo fortuna produciendo y exportando harina de trigo de calidad (un oficio con el que había nacido y que, como ya se ha mencionado, dominaba como nadie).

Hay, por último, unos pocos reticentes que no se creen ni una palabra de lo que aparece aquí reflejado, considerándola una leyenda más de las muchas que la gente se inventaba para hacer más llevaderas las largas noches de invierno.

Descripción de la ruta:

La ruta comienza en la desembocadura del arroyo de O Cairo en el río Eo, punto en el que también conecta con la “Ruta do Ferrocarril”. Está formada por 2 tramos enlazados, siendo el segundo de ellos opcional. El primer tramo es lineal, de 2,4Km (solo ida) con un desnivel muy suave y va siguiendo el sendero paralelo al arroyo de O Cairo, el cual va haciendo una serie de saltos escalonados debido a los numerosos banzados que en el se levantaron para facilitar el riego de los prados que antiguamente existían en esa zona. Además del riego, el agua de este arroyo también se aprovechaba para mover los engranajes de varios molinos repartidos a lo largo de este recorrido, siendo los más importantes los 2 molinos que hay al final de este tramo, próximos a Figueirúa.

El segundo tramo, opcional, es circular de 3,3Km de recorrido, y nos lleva por la aldea de Figueirúa para lo cual debemos salvar un desnivel mucho más pronunciado que el recorrido hasta ese momento. Si nos decidimos por hacer también este tramo, en la parte final, antes de conectar de nuevo con la ruta principal, podremos ver la mina de O Cairo, una de las numerosas catas que la “Sociedad Minera de Villaodrid” hizo estudiando la viabilidad comercial del mineral de hierro existente en la zona.

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